Hoy es el primer día,
que arrastro tus cadenas, tu vil peso,
Amarga condena que me
ha puesto al límite,
Hoy es el primer
momento de mi extrañeza,
De reconocerte ajena
en mi vida.
El tiempo definirá si
las rompo, o solo mi ingenuidad,
Que no cree en el
destino, se escuchan silbidos, vibraciones del misterio,
Anunciado las ansias
de librarme de tus cadenas,
La primera revolución
empieza en un pequeño camino.
Hoy golpeo al
destino, y lo enfrento,
Con los viejos espíritus
acompañándome,
Veré si la magia es
efectiva,
Esperando al lumpen
que ansía devorarme,
Hoy le digo que no,
Hoy armo a la caballería,
motivo a los soldados,
Para la guerra que se
viene, se alistan los centuriones.
Legiones hoy se
preparan, listas para emprender su batalla;
Destino, te declaro
la guerra,
Si existe la poesía,
es porque no eres invencible;
Allí se encuentra mi
fuerza, en mi infancia y lo indecible.
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