jueves, 14 de abril de 2016

Historia del presente



Cargamos un bolso lleno de pasado,
De pañuelos sucios, de trapos mojados con sangre,
Arrastrarlo al caminar cuesta, las piernas tiemblan,
Y la garganta, con el último esfuerzo distorsiona la voz
Para en el viento escuchar lamentos.

Mancharon las ideas con brea,
Se apropiaron de nosotros, nos pusieron un discurso
Y una contradicción, se burlaron de nuestro instinto,
De nuestras ganas y nuestras ansias,
A las cadenas la llamaron libertad,
Y a la libertad la llamaron miedo,
Y al miedo le dijeron seguridad,
Y a la seguridad le apodaron desobediencia.

El cerebro no entiende de símbolos
Así como el narciso no entiende de otros;
Entonces pensaron que nuestras mentes
Son plusvalía
Que nuestras acciones son
Producto interno bruto,
Y que nuestra brutalidad es emprendimiento.

Controlaron nuestros tiempos y nuestras ganas,
Nos arrebataron la humanidad
Y la vendieron cómo salvajismo exótico,
Nos vendaron hasta asfixiarnos,
Y a las momias, que
En un intento desesperado y enardecido intentan
Desprender las vendas, a esas momias llamaron revoltosos.

Y al canto desesperado del perico en jaula,
                                                                   Le llamaron música,
Y a un tigre en cautiverio con las garras crispantes,
Le llamaron arte,
Y a los gritos ahogados de un perro encadenado,
Le llamaron poesía.

Burocratizaron nuestras vidas,
Aislaron nuestros cuerpos,
Golpearon salvajemente a la necesidad,
Luego medio muerta le pusieron una cura en la frente,
Y a eso llamaron buen gobierno,
Al egoísmo le nombraron visión,
Y cuando todo se había perdido,
A los charlatanes les asignaron el papel de falsos poetas,
 Y les pusieron una corona, para enaltecer su vergüenza
De llamar arte a la avaricia.